Bienaventuranza 1
Iniciaremos un estudio secuencial de lo que es el Sermón del Monte o Bienaventuranzas y ésta semana empezaremos con la primera bienaventuranza que dice: "Bienaventurado (Felices) los pobres en espíritu, porque de ellos es el reino de los cielos".
Esta primera bienaventuranza nos dá acceso al Reino de los Cielos. No hay nadie allí que no sea pobre en espíritu. Ser pobre en espíritu es poder reconocer la grandeza de Dios y la pequeñes del ser humano; no tiene que ver con tu apariencia, con tu status, con tus título o lo mucho o poco osado que seas, no se trata de suprimir tu personalidad o ceder en ciertas cosas "por humildad" etc.
En Isaías 57:15 podemos leer: " Porque así dijo el Alto y Sublime, el que habita la eternidad, y cuyo nombre es el Santo: Yo habito en la altura y la santidad, y con el quebrantado y humilde de espíritu, para hacer vivir el espíritu de los humildes, y para vivificar el corazón de los quebrantados"
Esta cualidad espiritual la vemos en hombres y mujeres que reconocieron la grandeza del Gran Yo Soy, de nuestro Dios, en medio de su pequeñes . Estuvo en Gedeón, quien cuando el Señor envío un ángel para decirle lo que iba a hacer, dijo ¿ Con qué salvaré yo a Israel? He aquí que mi familia es pobre en Manases, y yo el menor en la casa de mi padre.. Estuvo en Moisés, quién se sintió del todo indigno de la misión que se le encomendó y estuvo en el rey David quién consciente de su incapacidad, flaqueza e insuficiencia, escribió ésta preciosa alabanza desde un corazón sumamente dolido y entristecido por su pecado en el Salmos 51:1-3, "Ten piedad de mí, oh Dios, conforme a tu misericordia; conforme a la multitud de tus piedades borra mis rebeliones ... yo reconozco mis rebeliones, y mi pecado está siempre delante de mí". El ver. 17 (verso clave) dice, "Los sacrificios de Dios son el espíritu quebrantado; al corazón contrito y humillado no despreciarás tú, oh Dios". David era pobre en espíritu
■Ser pobre es espíritu significa no estar satisfecho con nuestra condición, es anhelar más, querer más de la vida espiritual, es reconocer cada dia nuestra pobreza espiritual, el apóstol Pablo decia: “Hermanos, yo mismo no considero haberlo ya asido; pero una cosa hago: olvidando lo que queda atrás, y extendiéndome a lo que está delante, prosigo a la meta para alcanzar el premio del llamamiento, que Dios hace en Cristo Jesús”. Es por ello que es necesario que nos descarguemos, desprendamos, seamos “pobres” en espíritu a fin de que podamos recibir algo nuevo del Señor todo el tiempo. Podemos venir a El y decirle “¡Señor Jesús, descargarme y desprendeme de los viejos rudimentos, haz que deje las cosas viejas para recibir las experiencias nuevas que vengan de Ti y que hoy Tú tienes para mí!, no permitas que me conforme con lo que tengo, ayúdame a caminar en pos de Ti cada día. ”
■Tener pobreza espiritual es ser como un niño pequeño; un niño pequeño es sencillo y lo cree todo. Así, Dios anhela que vengamos a El, con un corazón abierto y dispuesto a aprender. Un dia el Señor Jesús se encontraba predicando el evangelio en las ciudades de Corazín, Betsaida y Capernaum, pero, no obstante, lo rechazaron. Luego en los versículos 25-26 de Mateo 11, Él dijo: “Te enaltezco, Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque escondiste estas cosas de los sabios y entendidos, y las revelaste a los niños. Sí, Padre, porque así te agradó”. Dios quiere que acudamos a Su Palabra como niños, reconociendo que no sabemos nada y el Padre por medio de su espíritu nos revelará cosas, nos hará sabios y entendidos.
■ Ser pobre en espíritu es no ser altivos, orgullosos ni soberbios. Por ejemplo los judíos no confiaban en la Gracia de Dios manifestada a través de Jesús sino que ellos se creían superiores por ser hijos de Abraham (Mateo 3:7-12).
En Romanos. 1:18-32 vemos cómo la soberbia del hombre destrona a Dios y lleva al hombre a toda forma de depravación y corrupción. Los soberbios no necesitan de Dios, no quieren reconocer que son pecadores, ni reconocen sus faltas. Un pobre en espíritu reconoce que es un mendigo espiritual, que necesita urgentemente de un Salvador.
En Apocalípsis 3:17, la iglesia de Laodicea se justificaba a sí misma, diciendo, "Yo soy rico, y me he enriquecido, y de ninguna cosa tengo necesidad", pero Jesús le dijo, "y no sabes que tú eres un desventurado, miserable, pobre, ciego y desnudo". El pobre en espíritu sabe que es un desventurado, miserable, pobre, ciego y desnudo, pero también sabe que Cristo le puede enriquecer y sanar, (versiculo18).
■Me encanta la segunda parte de ésta bienaventuranza, dice: Porque que ellos es el reino de los cielos, podemos vivir el reino de los cielos aquí y ahora, y en su segunda venida veremos la expresión máxima de Su reino porque moraremos con El. Dios quiere que vivamos nuestra nueva vida en Cristo todos los días y que nos regocijemos en El y en el poder de Su fuerza, Aleluya!
Esta primera bienaventuranza nos dá acceso al Reino de los Cielos. No hay nadie allí que no sea pobre en espíritu. Ser pobre en espíritu es poder reconocer la grandeza de Dios y la pequeñes del ser humano; no tiene que ver con tu apariencia, con tu status, con tus título o lo mucho o poco osado que seas, no se trata de suprimir tu personalidad o ceder en ciertas cosas "por humildad" etc.
En Isaías 57:15 podemos leer: " Porque así dijo el Alto y Sublime, el que habita la eternidad, y cuyo nombre es el Santo: Yo habito en la altura y la santidad, y con el quebrantado y humilde de espíritu, para hacer vivir el espíritu de los humildes, y para vivificar el corazón de los quebrantados"
Esta cualidad espiritual la vemos en hombres y mujeres que reconocieron la grandeza del Gran Yo Soy, de nuestro Dios, en medio de su pequeñes . Estuvo en Gedeón, quien cuando el Señor envío un ángel para decirle lo que iba a hacer, dijo ¿ Con qué salvaré yo a Israel? He aquí que mi familia es pobre en Manases, y yo el menor en la casa de mi padre.. Estuvo en Moisés, quién se sintió del todo indigno de la misión que se le encomendó y estuvo en el rey David quién consciente de su incapacidad, flaqueza e insuficiencia, escribió ésta preciosa alabanza desde un corazón sumamente dolido y entristecido por su pecado en el Salmos 51:1-3, "Ten piedad de mí, oh Dios, conforme a tu misericordia; conforme a la multitud de tus piedades borra mis rebeliones ... yo reconozco mis rebeliones, y mi pecado está siempre delante de mí". El ver. 17 (verso clave) dice, "Los sacrificios de Dios son el espíritu quebrantado; al corazón contrito y humillado no despreciarás tú, oh Dios". David era pobre en espíritu
■Ser pobre es espíritu significa no estar satisfecho con nuestra condición, es anhelar más, querer más de la vida espiritual, es reconocer cada dia nuestra pobreza espiritual, el apóstol Pablo decia: “Hermanos, yo mismo no considero haberlo ya asido; pero una cosa hago: olvidando lo que queda atrás, y extendiéndome a lo que está delante, prosigo a la meta para alcanzar el premio del llamamiento, que Dios hace en Cristo Jesús”. Es por ello que es necesario que nos descarguemos, desprendamos, seamos “pobres” en espíritu a fin de que podamos recibir algo nuevo del Señor todo el tiempo. Podemos venir a El y decirle “¡Señor Jesús, descargarme y desprendeme de los viejos rudimentos, haz que deje las cosas viejas para recibir las experiencias nuevas que vengan de Ti y que hoy Tú tienes para mí!, no permitas que me conforme con lo que tengo, ayúdame a caminar en pos de Ti cada día. ”
■Tener pobreza espiritual es ser como un niño pequeño; un niño pequeño es sencillo y lo cree todo. Así, Dios anhela que vengamos a El, con un corazón abierto y dispuesto a aprender. Un dia el Señor Jesús se encontraba predicando el evangelio en las ciudades de Corazín, Betsaida y Capernaum, pero, no obstante, lo rechazaron. Luego en los versículos 25-26 de Mateo 11, Él dijo: “Te enaltezco, Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque escondiste estas cosas de los sabios y entendidos, y las revelaste a los niños. Sí, Padre, porque así te agradó”. Dios quiere que acudamos a Su Palabra como niños, reconociendo que no sabemos nada y el Padre por medio de su espíritu nos revelará cosas, nos hará sabios y entendidos.
■ Ser pobre en espíritu es no ser altivos, orgullosos ni soberbios. Por ejemplo los judíos no confiaban en la Gracia de Dios manifestada a través de Jesús sino que ellos se creían superiores por ser hijos de Abraham (Mateo 3:7-12).
En Romanos. 1:18-32 vemos cómo la soberbia del hombre destrona a Dios y lleva al hombre a toda forma de depravación y corrupción. Los soberbios no necesitan de Dios, no quieren reconocer que son pecadores, ni reconocen sus faltas. Un pobre en espíritu reconoce que es un mendigo espiritual, que necesita urgentemente de un Salvador.
En Apocalípsis 3:17, la iglesia de Laodicea se justificaba a sí misma, diciendo, "Yo soy rico, y me he enriquecido, y de ninguna cosa tengo necesidad", pero Jesús le dijo, "y no sabes que tú eres un desventurado, miserable, pobre, ciego y desnudo". El pobre en espíritu sabe que es un desventurado, miserable, pobre, ciego y desnudo, pero también sabe que Cristo le puede enriquecer y sanar, (versiculo18).
■Me encanta la segunda parte de ésta bienaventuranza, dice: Porque que ellos es el reino de los cielos, podemos vivir el reino de los cielos aquí y ahora, y en su segunda venida veremos la expresión máxima de Su reino porque moraremos con El. Dios quiere que vivamos nuestra nueva vida en Cristo todos los días y que nos regocijemos en El y en el poder de Su fuerza, Aleluya!
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