HEBREOS 2:6-9 EN CRISTO

La vida Cristiana solo puede ser vivida a la forma de Dios. No hay otra manera, no hay otro camino. Como iglesia de Cristo anhelamos ver la manifestación del Hijo de Dios en nuestras vidas, de diferentes maneras: milagros, señales extraordinarias, salvacion, bendiciones, que las recibimos a diario porque, el tan sólo vivir cada día es ya un milagro, una bendición.
Los versículos 6 al 8 del libro de Hebreos son una cita del Salmo 8:4-6. Si deseas puedes leer todo el capítulo 2 de Hebreos para que tengas una mayor comprension; detengámonos aquí por un momento: Porque  en un cierto lugar las escrituras dicen "Que son los simples mortales para que pienses en ellos? O un hijo de hombre para que de él te ocupes?". ¿Quién es el hombre? Bueno, el hombre es simplemente una criatura pequeña en uno de los planetas menores. Realmente somos seres bastante limitados, incapaces de hacer el bien por nosotros mismos,  somos insuficientes pero nos creemos suficientes (humanamente hablando); Jesús que era superior estuvo dispuesto a ser menor que los angeles al descender del cielo y  hacerse hombre.
Por qué lo hizo así el Señor? Lo hizo para poder revelar a Dios, para poder redimirnos y librarnos del poder del pecado y de la muerte. Además, Él es el representante del hombre ante Dios. Él trajo a Dios a la tierra y llevó al hombre hasta el cielo. " No hay otro nombre dado a los hombres, en quién podamos ser salvos. Déjeme decirle que usted y yo llegaremos al cielo únicamente por estar unidos a Cristo Jesús . Por ello, nuestra posición eterna en aquel lugar donde Él se encuentra, es segura. Éste fue el propósito original de Dios con el hombre. Como dice el versículo 7 que hemos leído, "Lo coronaste de gloria y de honra y lo pusiste sobre las obras de tus manos". El hombre va a hacer algo que los ángeles nunca han sido capaces de hacer. Los ángeles no gobiernan el universo de Dios. Ellos son los mensajeros de Dios.  el hombre, tal como lo vemos hoy, no es capaz de gobernar con la verdadera sabiduría. Creemos que esta afirmación ha quedado demostrada en cualquier nación y pueblo. Por supuesto él piensa que sí, que puede hacerlo, porque ha adoptado un punto de vista similar al del príncipe de éste mundo, intentando gobernar sin Dios. Pero el hombre, por sí mismo, no es capaz de gobernar aplicando la verdadera justicia, que es la justicia de Dios. Indiferentemente de su raza o cultura, el ser humano no es capaz de gobernar esta tierra de la manera en que Dios tuvo la intención de hacerlo.Sin embargo, por medio de la redención, Dios va a traer al hombre de nuevo al lugar donde pueda gobernar. En el Salmo 8, encontramos la siguiente frase, en los versículos 5 y 6; "lo coronaste de gloria y de honra. Lo hiciste señorear sobre las obras de tus manos; todo lo pusiste debajo de sus pies". El hombre perdió ese dominio en el jardín del Edén cuando desobedeció a Dios, pero Cristo ha recuperado ese dominio perdido. Continuemos leyendo ahora el versículo 8 de este segundo capítulo de la carta a los Hebreos:"Todo lo sujetaste bajo sus pies."En cuanto le sujetó todas las cosas, nada dejó que no le sea sujeto, aunque todavía no vemos que todas las cosas le sean sujetas. Aquí destacamos nuevamente la frase "Todo lo sujetaste bajo sus pies". Ahora, ¿los pies de quién? Los de Cristo, no los del hombre. Y el versículo añade: "aunque todavía no vemos que todas las cosas le sean sujetas". Aunque nuestra tierra no se ha deslizado fuera de Su control, Él aún no está gobernando. Cuando el Señor Jesucristo gobierne en esta tierra, y amigo que lees ésto, usted puede estar seguro de que Él lo hará, no habrá ninguna necesidad de hospitales o cárceles. No existirá el crimen ni la pobreza. Cuando Cristo gobierne, su reino convertirá a este mundo en un paraíso. Al citar el Salmo 8, el escritor de esa Epístola dejó claro que el Salmista hablaba de Cristo, y esa predicción, hasta el momento presente, no se ha cumplido. Ahora llegamos al mismo corazón de este capítulo. Leamos el versículo 9 de este capítulo 2 de Hebreos:"Pero vemos a aquel que fue hecho un poco inferior a los ángeles, a Jesús, coronado de gloria y de honra a causa del padecimiento de la muerte, para que por la gracia de Dios experimentara la muerte por todos.
Es hermoso pensar en que Cristo vino a tomar nuestro lugar, haciéndose uno, una de nosotros, para que viviendo EN El, tengamos toda la autoridad para vencer el poder del pecado y de la muerte sobre nuestras vidas. El nos liberto! rompió todas las cadenas que nos tenían cautiv@s ¡Aleluya!
Vivamos conscientes de éste regalo, bendiciones!

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