En Tu Luz toda tiniebla desaparece


Oh Dios, hasta los cielos llega tu  misericordia, Y tu fidelidad alcanza hasta las nubes.  Tu justicia es como los montes de Dios, Tus juicios, abismo grande. Oh Jehová, al hombre y al animal conservas.  ¡Cuán preciosa, oh Dios, es tu misericordia! Por eso los hijos de los hombres se amparan bajo la sombra de tus alas.  Serán completamente saciados de la grosura de tu casa, Y tú los abrevarás del torrente de tus delicias.  Porque contigo está el manantial de la vida; En tu luz veremos la luz.  Extiende tu misericordia a los que te conocen, Y tu justicia a los rectos de corazón.  No venga pie de soberbia contra mí, Y mano de impíos no me mueva.  Allí cayeron los hacedores de iniquidad; Fueron derribados, y no podrán levantarse.
Salmos 36:5‭-‬12 RVR1960
El Salmos 36 es un contraste entre el hombre o la mujer que no tiene temor de Dios y alguien que le teme y busca caminar en Su voluntad.
Solo me enfocare en los versículos que hablan de su misericordia, pero para que lo comprendas mejor te invito a leer todo el salmos 36.
Realmente el amor del Señor nunca acaba y su misericordia jamas tiene fin. Porque, nuevas son cada mañana y grande es Su fidelidad..Prueba de ella, veras lo saciada que quedara tu alma.
Justamente esta semana, hacia mención con unas hermanas sobre la predica de Jonathan Edwars "pecadores en Manos de un Dios Airado", es  conmovedor escuchar esta predica dada a una congregacion en el año 1741. Una tremenda convicción de pecado traída por el Espíritu Santo, cayó sobre muchas de las personas allí reunidas, Solo la misericordia de Dios mantiene a un pecador fuera del infierno…  Solo su misericordia nos mantiene cerca de El, porque por nosotros mismos seriamos incapaces de buscarlo.
Jonatán Edwards fue la persona que más sobresalió en ese avivamiento que se llamaba el «Gran despertar». Este hombre amaba a Dios no solo con todo su corazon y alma, sino con el entendimiento. El resultado del sermón fue como si Dios hubiese arrancado un velo de los ojos de la multitud, para que contemplaran la realidad y el horror de la situación en que se encontraban. En ese punto, el sermón fue interrumpido por los gemidos de los hombres y los gritos de las mujeres, que se ponían de pie o caían al suelo. Fue como si un huracán soplase y destruyese un bosque. Durante la noche entera la ciudad de Enfield estuvo como una fortaleza sitiada. Oírse en casi todas las casas el clamor de las almas que, hasta aquella hora hablan confiado en su propia justicia. Esperaban que en cualquier momento Cristo fuese a descender de los cielos, rodeado de los ángeles y de los apóstoles, y que las tumbas se abriesen para entregar a los muertos que en ellas había. Sorprendente!! Me hace pensar en Pentecostes, cuando los discipulos estaban esperando en el aposento alto.
Tales victorias contra el reino de las tinieblas se ganan solo de rodillas. Quiera Dios ayudarnos a continuar peleando la buena batalla de la fe con un espíritu totalmente rendido a Él, viendo nuestra pequeñez y Su grandeza, viendo nuestra debilidad y Su gran Poder, viendo nuestras limitaciones e imposibilidades y descansando en que para Él, todas las cosas son posibles y que todo ayuda a bien a los que a Él aman.
Que nada ni nadie nos mueva de buscarle y amarle con todo nuestro corazon, alma y mente. Y toma y cree en cada una de estas promesas de éste precioso Salmos, porque tenemos un manantial de vida que sacia nuestra sed y en Su luz veremos siempre la luz.
Feliz y Bendecida Semana.



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